EL CONOCIMIENTO: CONCEPTUALIZACIÓN,
CARACTERIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN.
Podemos definir al conocimiento como una relación entre un
sujeto y un objeto. Entendemos por sujeto de conocimiento a
aquel ser humano que se sitúa frente al objeto porque tiene como
objetivo conocer, por lo tanto el objeto de conocimiento es
aquello que el sujeto tiene frente a si y desea conocer. El
objeto no debe ser necesariamente físico, puede ser una idea o
un recuerdo, lo importante de esta relación es que, una vez
enfrentados, el sujeto iniciará el camino que lo llevará al
conocimiento de su objeto, este procedimiento se llama método.
Ahora bien, todo el tiempo el hombre está actuando como sujeto
de conocimiento frente a un objeto. Pero el tipo de conocimiento
que se entabla no es siempre el mismo. En la medida en que el
conocimiento sea claro, preciso, verificable, sistemático,
legal, explicativo y avance permanentemente, nos encontramos con
conocimiento científico. De tal modo que podemos decir que el
conocimiento científico es riguroso porque es preciso, porque se
fundamenta en teorías científicas, porque busca explicaciones
racionales, ligadas a principios lógicos.
A partir de esto, entonces podemos definir a la ciencia no como
un conjunto acumulativo y estático de saberes, sino como un
corpus dinámico de conocimiento riguroso, preciso y
fundamentado, que permanentemente se modifica.
En tal sentido, entonces, el científico no es el gran acumulador
de conocimiento, sino más bien el gran generador de problemas
que busca soluciones a dificultades o misterios de la realidad
(natural, social, física, etc.)
El conocimiento científico, entonces, se remite permanentemente
a la explicación racional y lógica de los diferentes problemas
que se plantean y que, en muchas ocasiones, mejoran la calidad
de vida de los seres humanos. Si tomamos en cuenta la revolución
comunicacional o informática de este siglo, los avances en la
medicina en cuanto a la prevención y curación de enfermedades
mortales, o los adelantos que han posibilitado un mejor confort
en el hogar (microondas, teléfono, freezer), podemos entender la
gran importancia de este tipo de conocimiento que, cuando se
aplica a fines prácticos, pasa a ser un adelanto tecnológico.
El saber vulgar, en cambio, no puede dar cuenta de este tipo de
conocimiento, porque no cumple con todas estas características a
la vez: ser racional, aportar conclusiones comprobables, ser
preciso y tener un asidero o sustento riguroso. Cuando alguien
dice que ante el dolor de cabeza "me deben curar el mal de ojo"
o frente a un problema estomacal se dice que hay que curar "el
empacho” no se está refiriendo a una curación médica, de tipo
lógica y racional, sino más bien a una creencia arraigada en
ciertas prácticas religiosas y de tradición nativo-rural.
Con el conocimiento religioso pasa exactamente lo mismo. Sabemos
que las religiones fundamentan sus verdades a partir de la
existencia de una o varias divinidades, y el creyente acepta
esas verdades sin discusión, motivado por la fe y la creencia en
ese dogma. Por ejemplo: el cruce del mar Rojo realizado por el
pueblo de Israel -prisionero de los egipcios- Ese mar que se
abre para permitir su paso (La Biblia, Antiguo Testamento, Exodo)
hasta el momento no ha podido ser demostrado científicamente por
la arqueología, ya que no se han encontrado restos y evidencias
concretas de tal migración y de tamaña hazaña de la naturaleza
en el mar. O cuando alguien asegura haber visto llorar a la
Virgen, no puede dar una explicación racional, concreta,
evidente, sino que su explicación es a partir de la creencia en
"milagros" que no tienen sustento científico.
Para la ciencia "los milagros no existen" aunque según el
científico Blas Pascal, "...el corazón tiene razones que la
razón no comprende."
Como explicamos en el capítulo anterior, la transición de la
Edad Media a la Modernidad significó un viraje profundo en
cuanto a la concepción acerca del mundo y del saber. Dicha
transición implicó rupturas radicales que enfrentaron el
conocimiento universalmente válido hasta entonces -el religioso-
con el conocimiento racional y científico que plantearon
pioneros en la Astronomía y la Física como Nicolás Copérnico o
Galileo Galilei.
El conocimiento científico es claro y preciso porque no busca
explicaciones sin fundamento, es metódico porque sigue un
procedimiento riguroso para llegar a explicaciones
fundamentadas, es verificable porque las hipótesis son avaladas
por pruebas que se pueden constatar - aquí no se tienen en
cuenta las opiniones o creencias, sino las evidencias que
verifican las hipótesis-. Es sistemático porque es un
conocimiento en el cual las ideas están interconectadas entre si
lógicamente en forma orgánica, de manera tal que si existe un
cambio en la hipótesis planteadas, se produce un cambio total en
la teoría es legal y explicativo porque este conocimiento coloca
los acontecimientos singulares dentro de pautas generales
llamadas leyes, que ponen a prueba la hipótesis, un enunciado de
ley es una confirmación de la hipótesis. Las explicaciones
científicas no son sólo causales-como en el saber vulgar, las
hay de diversos tipos como las de asociación, de composición, de
conservación, globales, dialécticas, teleológicas, etc.
Justamente a partir de esto, el conocimiento científico avanza
permanentemente porque es dinámico, no tiene límites, no es el
final. No está exento de error, puede ser superado corregido,
reemplazado.
El caso de Giordano Bruno*: razón versus
fe
A fines del siglo XVI, Giordano Bruno, un filósofo italiano que
perteneció a la orden de los dominicos en su juventud, más tarde
hereje intelectual errante por universidades y cortes europeas
hasta que la Inquisición pudo apresarlo, juzgar y condenar a
morir en la hoguera en el año 1600 (.), era un ferviente
partidario de la astronomía copernicana y veía en el
descubrimiento del heliocentrismo no solo el avance de la verdad
científica, sino el comienzo de una liberación radical del
pensamiento.
Este fraile dominico había puesto en duda los misterios de la
Encarnación y de la Trinidad
atreviéndose a calificar como "magia" a los milagros de Jesús.
Además de defender el sistema copernicano, incluyó la idea de
pluralidad de los mundos. Su obra capital, “Del infinito
universo y los mundos”, rebate paso a paso la tradición
aristotélica y declara la posible existencia de un universo y
mundos infinitos.
Bruno era combativo y altanero, naturalmente se inclinaba a
rebatir argumentos y a discutir todo lo discutible. No acepta
ninguna explicación sin fundamento racional: su afán por el
saber le causó problemas, su sentido de la vida, su concepción
de Dios, lo alejaban del dogma y esta posición bastó para
etiquetarlo como hereje y para que fuera juzgado por el tribunal
de la Inquisición. El resultado fue el rechazo por su búsqueda
de un conocimiento científico no ligado al religioso: el
teocentrismo y el dominio espiritual y terrenal de la Iglesia
eran aún muy fuertes. La intolerancia y el fuego hablaron
finalmente. Fue quemado vivo en la hoguera ante la presencia de
una multitud que, horrorizada, observaba el poder “aleccionador
y moralizador” de una Iglesia que no se disponía a resignar el
monopolio del conocimiento.
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Vocabulario
Heliocentrismo: Teoría astronómica sostenida fundamentalmente
por Nicolás Copérnico, astrónomo polaco de fines del siglo XV
que consideraba el Sol como centro del universo. Constituye la
base de la denominada Astronomía copernicana.
Teocentrismo: del griego, teo, Dios: centrismo: centro,
Posicionamiento que centra su mira da alrededor de las
explicaciones que parten de la injerencia divina Dios es el
centro del universo. Dios es el creador de todas las cosas, todo
se explica a partir de su intervención.
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*
"Bruno reservaba para su filosofía el peligroso privilegio de
venir a corregir lo que él consideraba una impostura milenaria
de la Iglesia. La pretensión le costó la vida."
Al cumplirse 400 años de esta muerte, la Iglesia pidió perdón
por quemar vivo a uno de los más brillantes filósofos y teólogos
del siglo XVI, Giordano Bruno.
"Resulta difícil hoy hacer justicia a las formas del
pensamiento, en tanto sus categorías no son las del discurso
racionalista. Es preciso aceptar que estamos ante el límite de
dos mundos intelectuales, ante un momento de "ambigüedades" en
que los antiguos sistemas no han desaparecido del todo y una
sociedad nueva pugna por nacer. Embriagado por una libertad
recién descubierta, el hombre hace de la curiosidad una virtud
central, pero le faltan los medios indispensables para ponerla
en funcionamiento y, antes que nada, un lenguaje y un método. De
allí que su audacia no sea jamás total y sus descubrimientos,
aún los más proféticos, deban esperar todavía largo tiempo una
justificación positiva, hasta el momento en que se cuente con
una nueva evaluación de la condición humana."
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¿QUIEN DETERMINA CUANDO UN CONOCIMIENTO
ES CIENTÍFICO?
Los Paradigmas según Thomas Kuhn
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¿QUÉ ES INVESTIGAR?
Investigar es un proceso complejo que implica describir,
explicar, generalizar y, cuando sea posible, predecir.
La investigación es un proceso que se inicia cuando alguien se
plantea, dentro de un área temática determinada, un problema al
que quiere dar una solución o una respuesta. El investigador
analiza dicho problema: identifica y describe los elementos que
lo componen y trata de establecer entre ellos algún tipo de
conexión o relación dando una respuesta provisoria a ese
problema.
Busca datos que muestren la o las relaciones que existen entre
esos componentes, los compara y explica cómo se conectan entre
si dentro del problema.
Si esa explicación resulta satisfactoria para ese caso en
particular intentará aplicarla a otros problemas similares, es
decir, intentará generalizar (recordemos que la generalización
es una actividad importante porque los científicos buscan
comprender el funcionamiento de amplios sectores de la realidad,
no sólo el de casos particulares. A partir de los conocimientos
a los que ha llegado puede también tratar de determinar cómo se
comportarán esos fenómenos estudiados u otros similares en el
futuro, es decir, tratará de predecir.
¿UN CAMINO SIN VUELTA ATRÁS?
Esta descripción general que hemos dado puede llevarnos a pensar
que la investigación científica es un proceso lineal que,
siguiendo ciertas reglas o pautas de trabajo, tiene un
principio, un desarrollo y un fin clara y rígidamente
establecidos. En este sentido podríamos concluir que un buen
científico comienza planteando un problema y que avanza hacia
cada una de las etapas siguientes sin volver atrás. Sin embargo
la investigación científica no es un proceso lineal.
Resulta obvio que, quien vaya a investigar, primero debe tener
idea de qué es lo que quiere conocer, debe poder delimitar el
área de investigación, debe poder determinar cuál es el problema
(teórico o práctico) al que quiere dar solución. Si no fuera
así, difícilmente podría tener en claro qué información debe
buscar para dar respuesta a ese problema. Sin embargo, puede ser
que cuando el investigador procese los datos que ha recogido se
dé cuenta de que la respuesta que se le ocurrió al comienzo no
es del todo buena. O que no tiene datos suficientes para
establecer una relación. O que los instrumentos por medio de los
cuales recogió esos datos eran defectuosos. Entonces tendrá que
volver sobre sus pasos y ajustar la investigación: modificar su
respuesta, obtener más datos o corregir los instrumentos de
recolección de datos.
Todo proceso de investigación implica reglas pero estas reglas
no son inflexibles. Las etapas de este proceso no están
relacionadas entre sí de manera absolutamente rígida. Entre
ellas existe, simplemente, una conexión o concatenación lógica.
Por lo tanto, en lugar de pensar el proceso de investigación
como algo lineal, sería más correcto verlo como una espiral,
como un proceso en el que cada paso alcanzado lleva al
investigador hacia un nivel más alto pero que, al mismo tiempo,
siempre está de alguna manera volviendo sobre lo hecho.
En los capítulos siguientes describiremos los pasos que se deben
dar para llevar adelante una investigación científica en el área
de las ciencias sociales. Aunque explicaremos una etapa después
de la otra, no debemos perder de vista esta idea de que proceso
de investigación no es un camino sin vuelta atrás.
LA INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES
Antes de adentramos en la metodología de la investigación misma,
es necesario que nos detengamos unos instantes a reflexionar
sobre ciertos aspectos de la investigación en ciencias sociales.
Hemos visto ya que, históricamente, los primeros desarrollos que
se consideraron científicos se realizaron en el campo de lo que
nosotros denominamos ciencias naturales. Se plantearon los
lineamientos del método científico y las técnicas que permitían
que los investigadores se acercaran a sus objetos de estudio y
los conocieran. Cuando en el siglo XIX comenzaron a surgir las
ciencias sociales se pretendió aplicar los mismos métodos y
técnicas al nuevo objeto de estudio: los hombres y sus
relaciones sociales.
Esto generó una polémica que algunos estudiosos consideran que
aún no está resuelta.
La principal dificultad parece estar relacionada con el hecho de
que en las ciencias sociales el hombre no sólo es el sujeto que
investiga sino que es también el objeto investigado. ¿Es posible
estudiar las sociedades y las relaciones humanas de la misma
manera en la que se estudian las estrellas o los océanos? ¿Es
posible (o deseable) realizar con los hombres “pruebas de
laboratorio” o experimentos como se realizan con las sustancias
químicas, por ejemplo, o se deben plantear limites en la
experimentación con seres humanos? ¿Puede un investigador ser
objetivo en el campo de las ciencias sociales o sus
investigaciones irremediablemente estarán condicionadas por sus
sistemas de valores?
Pero los problemas no se reducen sólo a los que planteamos en
las preguntas anteriores.
Podríamos preguntarnos, además: ¿es posible entender exactamente
las relaciones sociales que se establecieron en el pasado desde
una perspectiva social completamente diferente? Por otra parte,
dijimos anteriormente que la generalización y la predicción eran
pasos fundamentales en la investigación y en la explicación
científica. ¿Qué sucede con esas dos actividades en el campo de
las relaciones sociales? ¿Es posible aplicar a todos los grupos
humanos por igual las explicaciones que los científicos elaboran
sobre los comportamientos y las relaciones de un grupo humano en
particular?
En resumen, ¿es posible aplicar sin más el método y la
metodología de las ciencias naturales a las ciencias sociales o
es necesario plantear una forma distinta de investigación?
Ciertamente lo que hemos desarrollado en estas páginas, desde el
comienzo del libro, no es suficiente para responder a todas
estas preguntas.
Quizás ni siquiera estemos en condiciones de responderlas aún
habiendo llegado al final de un curso completo de metodología
científica. Sin embargo, si queremos ser sujetos críticos de
nuestro aprendizaje y no meramente seres pasivos, haremos bien
en planteárnoslas todas las veces que surjan, tratando de
elaborar alguna respuesta, aunque sea provisoria.
Es por eso que en las páginas siguientes estas cuestiones
aparecerán más de una vez recordándonos que la actividad
científica (especialmente en las ciencias sociales) no es un
asunto tan sencillo.
EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Dijimos anteriormente que el proceso de investigación implica
ciertas etapas. A continuación encontrarán un esquema que
muestra cuáles son esas etapas.
Aunque en este esquema las flechas descendentes indican una
sucesión de etapas, recordemos que, como ya lo aclaramos, en la
práctica muchas veces debemos volver sobre etapas anteriores.
Si tenes dudas escribime a: mariteibarra@hotmail.com