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Lectura N° 2

DELIMITACIÓN DEL CAMPO DE LA ÉTICA

En vez de comenzar nuestro estudio definiendo directamente que es la ética o la moral y de que se ocupa, vamos a tratar de averiguar cuál es su campo y su objeto, y qué es lo que la diferencia y distingue de otras ciencias del hombre, tales como la sociología o la psicología.

En primer lugar, trataremos de explicar como aparece “la moral” en el ser humano: si es algo que le viene de fuera, de la sociedad, más concretamente, como afirma el Sociologismo moral, o si es algo de dentro, que pertenece a la estructura misma del ser humano, como prefiere entender la visión antropológica de la moral. Aun en este caso, trataremos de evitar el reducirla a mecanismos puramente psicológicos como pretende el Psicologismo moral.

1- LA RAÍZ SOCIOLÓGICA DE LA MORAL

Todo grupo social es trasmisor de prescripciones morales. El sujeto humano no nace educado o "socializado". Esto se lleva a cabo a través un proceso, el proceso socializador del que habla la sociología.

El individuo aprende a desenvolverse en el medio físico-social en el que vive, guiado en gran medida por las numerosas y minuciosas recomendaciones o instrucciones que recibe. (ver doc1)


Aprenderá, por ejemplo, que tal cosa es una naranja, que se puede comer: que aquella es una medicina, que tiene un sabor desagradable pero que es buena para la salud. Le dirán que no debe cruzar la calle sin mirar, que no debe hablar con desconocidos, que debe guiar a un ciego. Que tal animal es sagrado. Que ha dar los buenos días cuando se levante y las buenas noches antes de acostarse. Que ha de ser razonable y tolerante, o que ha de ser implacable con los enemigos. Que se ha de hacer lo que manda la religión o la Biblia...


Estas numerosas indicaciones que cada colectivo social trasmite a sus miembros cumplen un primero y muy importante papel de orientación. Se trata de un conjunto de normas o pautas de conducta de muy distinta índole: reglas de cortesía, recomendaciones de higiene, consejos de sabiduría popular, advertencias ante posibles peligros, creencias religiosas...

Pues bien, una parte muy importante de esas orientaciones son prescripciones morales. Estas son normas de conducta que se refieren a lo que una sociedad considera "bueno". "justo", "que se debe hacer" y, haciéndolo, merecemos calificativos de "buen hijo", "buena hermana", "buena persona".

Podemos observar que este tipo de prescripciones se le ofrecen al individuo con carácter obligatorio: no debes hacer esto, estás obligado a comportarte de tal manera, es censurable lo que haces.

La valoración de estas conductas se hace conforme a reglas o principios generales en función de los cuales se establece que acciones son moralmente correctas y cuáles no lo son.

Sólo cuando el sujeto hace suyos esos principios, podemos decir que ha "interiorizado” el código moral de esa sociedad. El sentido moral implica conciencia de auto-obligación.

Existen en cada sociedad otros códigos, como puede ser el de la circulación o el de las normas de cortesía. Pero cumplir las normas de estos códigos no exige estar identificados con ellas ni nos lleva a sentirnos buenos o a esperar tal calificativo de otros. A lo sumo, quienes cumplen esas normas serán reconocidos como prudentes, educados, corteses...


2.- LA RAÍZ ANTROPOLÓGICA DE LA MORAL

El sentido de la obligatoriedad moral comienza en el grupo fa miliar, pero pronto es un asunto del individuo. Este, a medida que vive es capaz de distanciarse, de criticar esas prescripciones recibidas, de sustituirlas, de proponerse conductas y objetivos distintos, incluso asumiendo riesgos personales.

Antígona, la protagonista de esa tragedia griega, desafía las órdenes del tirano Creonte, quien le había prohibido enterrar y tributar honores fúnebres a su hermano. Al actuar así, ella dice obedecer a un "deber" que considera superior al mandato del rey y por el que acepta orgullosa y feliz su propia muerte.
Esto es posible porque, en el caso del ser humano, la superveniencia biológica no es siempre el instinto dominante: sabemos de situaciones en las que alguien ha recurrido al suicidio para salvar algo tan poco biológico como su honor o ha puesto en riesgo su vida por puro afán de superación.

El ser humano aparece libremente abierto a la orientación activa de su conducta en el mundo.

Este "querer hacer nuestra vida", que diría ORTEGA,  Io vivimos especialmente si contemplamos nuestra vida desde el punto de vista moral.

Al decir desde el punto de vista moral, cabría pensar que se trata de un punto de mira que podemos adoptar o no. En este sentido, al filósofo español contemporáneo ORTEGA Y GASSET (1883 1955), le irritaba el término "moral", porque decía él “en su uso y abuso tradicionales se entiende por moral no sé bien que añadido de ornamento puesto a la vida y ser de un hombre o de un pueblo” como si pudiera quitarse o ponerse a merced de la voluntad de cualquiera, cuando en realidad es una característica que nos constituye como humanos. (Ver Documento 2)

Por supuesto que uno no se hace de golpe ni de repente, sino paso a paso; de ahí que la empresa moral de hacerse uno a sí mismo es el resultado de hacer cosas en el mundo. En ese sentido somos estructuralmente morales pero, a la vez, nos “hacemos morales" en la medida en que, eligiendo nuestros actos, nos dirigimos hacia un proyecto, más o menos claro, sobre lo que queremos llegar a ser. Como explica el profesor ARANGUREN, esa elección está sometida a una exigencia que sea una elección sobre lo bueno. (Ver Documento 3)

3.-ACLARACIÓN ETIMOLOGICA DE LOS TÉRMINOS ÉTICA Y MORAL

El término "ética" proviene del griego ethos, que tiene dos sentidos fundamentales

En su sentido más antiguo, significaba residencia, morada, lugar donde se habita. Se usaba sobre todo en poesía para referir se a las guaridas de los animales, a sus lugares de pasto y encuentro. Más tarde se aplicó también a los pueblos y a los hombres en el sentido de su país.

Esta acepción, que no es la más común, ha sido potenciada por algunos filósofos modernos, pero no referida al país exterior sino al lugar, o actitud interior, que el hombre lleva en sí mismo. Por con siguiente, éthos es el suelo firme, la raíz de la que brotan todos los actos humanos.

Pero la significación más usual y extendida que tendría más que ver con la ética, según toda la tradición, es la de modo de ser o carácter, que se va adquiriendo, que se va logrando.

Esta idea de carácter viene confirmada por la etimología del término moral, que procede de la voz latina "mos-moris", que, en los textos latinos, se emplea con el sentido de sentimientos, costumbres y carácter.

Según la etimología, pues, la ética o filosofía moral tiene como objeto aquella tarea del hombre por la que éste llega a conseguir una manera permanente de ser y de actuar, un "carácter".

Esto no es algo que le viene dado al ser humano, sino algo que adquiere con la práctica. (Ver Documento 4)




La repetición de actos iguales genera unos hábitos que van conformando nuestro carácter, el cual, una vez adquirido, fomenta la realización de dichos actos.

VIDA MORAL Y REFLEXIÓN ÉTICA

Los términos ética y moral sobre todo cuando se utilizan para calificar los actos humanos, con frecuencia se usan indistintamente te. Así decimos conducta ética o conducta moral, acción ética o acción moral. Sin embargo, empleados de forma rigurosa, sobre todo en su enunciado nominal "la moral", "la ética", designan aspectos y contenidos distintos. La moral comprende los aspectos concretos y prácticos del comportamiento moral humano, mientras que la ética tiene un contenido más teórico o especulativo.

4.- LA MORAL VIVIDA

Todos nosotros nos vemos con frecuencia ante la necesidad de tomar decisiones. Manchas de esta decisiones nos resultan conflictas en la medida en que no vemos que es lo más conveniente para nosotros, sino también porque las consecuencias de nuestra actuación pueden repercutir en la vida de los demás.

ARISTOTELES ponía el ejemplo de un capitán de barco al que le sorprende una fuerte tempestad. Ante tal situación se le plantea el conflicto de confiar en que la nave aguante el temporal o la conveniencia de arrojar la carga para evitar así un más que posible naufragio y el riesgo de la tripulación. Llevar la carga a puerto, por otra parte, era el encargo que tenía.

Nosotros no estaremos en el caso de conducir a puerto ningún carguero, pero si ante la exigencia de dirigir el navío de nuestra conducta. En esa tarea se nos presentan muchos problemas prácticos que tenemos que resolver. En estos casos, los individuos no solo actúan sino que emiten juicios sobre si hacer tal o cual cosa esta bien o es censurable. Esto lo hacen recurriendo a normas, generalmente aceptadas por el grupo social y que ellos interiorizan y reconocen como obligatorias.

Este tipo de situaciones que consisten en enfrentarse en la vida real con problemas prácticos, recurrir a normas para resolverlo y, en función de éstas, formular juicios o elaborar razonamientos para justificar la decisión tomada, lo encontramos de uno de otro modo en las sociedades de todas las épocas.

Estas normas reguladoras de la conducta suelen estar recogidas en códigos morales. Estos códigos son distintos según los pueblos y las culturas: la moral, en este sentido, siempre es histórica, como lo es el hombre cuyo comportamiento debe regular. Así hablamos de moral budista, moral islámica, moral cristiana, ley del Talion o del Decálogo, como ejemplos de morales o códigos concretos.

La moral es, pues, un hecho, se da en cualquier forma de relación social y es tan antigua como las más primitivas formas de sociedad. (Ver Documento 5)

5.- LA MORAL PENSADA

A este comportamiento práctico-moral que hemos descrito y que tiene lugar ya en las formas más primitivas de comunidad, ha seguido, siglos después, la reflexión acerca de las razones que pueden justificarlo. 


Esta reflexión no va dirigida a la solución de problemas prácticos, como qué hacer en una situación concreta sino que se hace sobre cuestiones de índole general. Por ejemplo:

- Qué explicación racional cabe dar al hecho moral, es decir, al hecho de que existan normas y valores allá donde hay sociedades humanas.
- Si la conducta moral se distingue de otras formas de conducta humana hasta el punto de presentar aspectos no tratados por las ciencias que se ocupan del ser humano, y que pueda justificar la existencia de una ciencia especifica.
- Si se pueden establecer condiciones de validez de los códigos morales. En principio, todo código moral va acompañado de alguna justificación de sus prescripciones. Pero la justificación que en este caso se planten para los códigos morales es la de una justificación racional.
-Si son posibles normas universales de conducta, o si, por el contrario, todo código moral adquiere únicamente validez en el contexto de un grupo, comunidad o cultura determinados. En el primer caso hablaríamos de la universalidad de la moral, mientras que en el segundo, nos estamos refiriendo a una posición denominada relativismo moral.

Está claro que son cuestiones teóricas a las que en vano recurriríamos para resolver nuestras dudas de actuación inmediata. Sin embargo, son cuestiones a las que no podemos tampoco sustraernos y cuya respuesta condiciona el fundamento de nuestros juicios y razonamientos morales. (Ver Documento 6)

Esta reflexión se inicia con el surgir del pensamiento filosófico en la antigua Grecia. Nace así, la ética o filosofía moral, a la que el filósofo J. L. L. ARANGUREN denomina moral pensada para contraponerla a la moral vivida, que es la que nos dice cómo hemos de comportarnos en cada caso concreto.

6.- LA ÉTICA COMO CIENCIA DE LA CONDUCTA MORAL

La ética no puede reducirse a un capítulo de la sociología ni a la psicología. Aunque materialmente pertenezca al mismo ámbito de la psicología, como antropología humana, y aunque tampoco sea posible entenderla sin su realización en la sociedad, existe un lugar específico para ella y es perfectamente posible hablar de una ética científica, al menos en cuanto que sus proposiciones deben tener el mismo rigor y coherencia que las proposiciones científicas.

En efecto, donde se halla un grupo humano, encontramos la existencia de unas normas morales en las que creen y a las que se atienen los individuos que lo integran.

Este hecho es el que corresponde explicar a la ética, lo que permite concebirla como teoría cuyo objeto es el análisis de esa experiencia humana que llamamos comportamiento moral*, considera do en toda su universalidad y variedad. La existencia de normas reguladoras del comportamiento humano constituye el punto de partida y objeto propio de la ética, que debe proceder en esto como las demás ciencias, tratando de establecer sus principios generales y sometiéndose a parecidas exigencias de racionalidad, objetividad y sistematización.

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* Comportamiento moral: Conjunto de reacciones y actitudes de una persona ante unas normas morales en las que cree y a las que se atiene y ajusta.
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7.- LOS ACTOS MORALES

En la moderna teoría ética se suele distinguir un doble plano: el fáctico y el normativo. El primero está constituido por un determinado tipo de "actos humanos"; el segundo, por normas de acción que formulan imperativos, prescriben conductas o pautas de actuación. Uno y otro plano son complementarios, ya que estos actos pertenecen a la esfera de la norma moral en el doble sentido de ajuste o desajuste con ella.

Al mismo tiempo, lo normativo está orientado hacia los hechos, ya que la norma busca la realización de conductas valiosas, y como tal exigibles, consideración que no se pierde por el hecho de no ser cumplida. Cada día, por ejemplo, conocemos actos de homicidio a pesar del imperativo "no matarás", pero no por eso deja de ser valioso y exigible respetar la vida del otro.

En conclusión, lo normativo y lo fáctico en el ámbito moral pueden distinguirse pero no pueden separarse, de tal manera que los actos morales son aquellos actos humanos que pueden ser valorados de acuerdo con normas morales.

Esto es lo que explica que un acto moral cualquiera esté siempre sujeto a la aprobación o condena de los demás o de uno mismo de acuerdo con normas admitidas por la comunidad e interiorizadas por el individuo.

LA ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL

Se ha tratado de establecer una estructura del acto moral distinguiendo en el mismo diversas fases o momentos articulados entre sí. Son los siguientes:

- El motivo

- La elección del fin

- El establecimiento de los medios.

- Las consecuencias que se siguen

Todas estas fases han de ser tenidas en cuenta a la hora de considerar el carácter moral de cualquier acto humano. Expliquemos cada una de estas fases:

a) El motivo. Por motivo entendemos, tal como dice la psicología, aquello que impulsa y mantiene la acción, que mueve al sujeto a obtener un determinado fin.

En efecto, un mismo fin puede ser buscado por diversos y aun opuestos motivos: Un estudiante, por ejemplo, puede proponerse obtener buenas notas porque quiere quedar bien ante los compañeros, porque simplemente lo considera su deber, por contentar a sus padres, porque quiere entrar en la universidad...

A partir del psicoanálisis de FREUD sabemos que existen también motivos inconscientes que, sin embargo, condicionan decisivamente la conducta del individuo y que se expresan, por ejemplo, en forma de fobias incontenibles.

Únicamente los motivos de los que el sujeto es consciente y de los que se siente conocedor y capaz de dominar son los que pueden y deben ser tenidos en cuenta a la hora de calificar moralmente el acto cometido. Esta consideración nos puede llevar, por ejemplo, a tratar a un drogadicto más como enfermo que como responsable moral si suponemos que su adicción es el motivo que le impulsa irremediablemente a buscar la droga y a utilizar cualquier medio para obtenerla. (Ver Documento 7)

b) La elección del fin. Todo acto humano se realiza con un fin. El acto moral exige que el sujeto sea consciente también del fin que se propone: es lo que se llama la anticipación imaginativa del resultado. Normalmente, la elección de un fin es un acto preferencial, es decir, supone el conocimiento previo de varios fines posibles -con frecuencia contradictorios entre si- la elección de uno de ellos y la decisión de ponerlo como meta. Esto es lo que da al acto moral el carácter de voluntario.

c) El establecimiento de los medios. El establecimiento o elección de los medios necesarios para alcanzar finalmente el resultado que se busca tampoco es indiferente para la valoración moral. Así, no se justifican de la misma manera el soborno, la calumnia o el esfuerzo y la inteligencia. El fin no justifica los medios, por altos que sean los fines y respetables los motivos.

d) Las consecuencias que se siguen. Si, con las fases anteriores, ya queda terminado el acto en si por parte de quien lo realiza, no está aún acabado en sus consecuencias, es decir, en el modo como afecta a los demás. El sujeto no puede desentenderse de la repercusión que sus acciones tienen en la convivencia social cuya regulación también es un elemento del acto moral.

Aparece así el doble carácter subjetivo-objetivo del acto moral: Si bien es cierto que se presenta como actividad de un sujeto, consciente del fin que pretende, de los motivos que lo mueven y de los medios que pone, tiene un lado objetivo insoslayable que le supera como es el resultado objetivo de tal acción, los medios que emplea, las consecuencias que se siguen

Conviene advertir que, si bien venimos hablando de "actos humanos", como objeto de la ética, éstos han de ser entendidos en la medida en que constituyen la vida misma del ser humano, no como hechos aislados, sino en cuanto conjunto de conductas y de hábitos mediante los cuales vamos configurando nuestro "carácter moral", nuestra manera de ser. No somos generosos, por poner un ejemplo, porque ayudemos en una ocasión a alguien; ni dejamos de serlo porque no lo hagamos en un caso, sino que es el hecho de hacerlos habitualmente lo que da valor moral a nuestros actos. No debería ocurrir, como dice nuestro refranero, "porque maté un perro, llamáronme mataperros", ni a la inversa.
 

DOCUMENTO 1
Los seres humanos se han adaptado al ambiente a lo largo de la historia mediante la evolución cultural mucho más es mediante la evolución biológica, explicó Francisco Ayala, genetista americano de origen español. Refuta así los argumentos de los socio-biólogos, según los cuales las pautas mora les y éticas de las sociedades son una extensión del comportamiento biológico, condicionado por los genes (...). Sin embargo -matizó- las normas morales no pueden ir en contra de las tendencias biológicas porque causarían la desaparición de la especie. Según su tesis, en primer lugar existen unas predisposiciones biológicas, que la sociedad eleva a rango de normas y a las que superpone otras normas emanadas de la inteligencia humana y no de la biología.


Ejemplos serían el cuidado de los hijos como norma biológica universal y el rechazo del adulterio como norma social, y como tal, no universal ni intemporal.

El País, 15 de mayo de 1997

 

DOCUMENTO 2
Por eso yo prefiero que el lector lo entienda por lo que significa, no en la con transposición moral-inmoral, sino en el sentido e adquiere cuando de alguien se dice desmoralizado. Un hombre desmoralizado es simplemente un hombre que no está en posesión de sí mismo, que está fuera de su radical autenticidad, y por ello no vive su vida y por ello no crea ni fecunda ni hinche su destino. Para mí, la moral no es lo que el hombre debe ser, pero por lo visto puede prescindir de ser, sino que es simplemente el ser inexorable de cada hombre, de cada pueblo.

J. ORTEGA Y GASSET: Por qué he escrito el hombre a la defensiva.

Obras completas, IV, págs. 72-73

 

DOCUMENTO 3
Pero el hombre no es moral sólo ni principalmente porque hace su vida -mores- a través de actos, decisiones, proposición de fines y arbitrio de medios, sino también porque ha de hacerla siguiendo un imperativo: que sea buena, en el sentido ético de la palabra. Este momento imperativo pertenece a la estructura misma de la vida humana.

J. L. L. ARANGUREN: Propuestas morales, pág. 85

 

DOCUMENTO 4
Retengamos esta palabra "carácter”. Carácter, pero no en el sentido biológico de temperamento dado con las estructuras psicológicas, sino en el modo de ser o forma de vida que se va adquiriendo, apropiando, incorporando, a lo largo de la existencia.

¿Cómo acontece esta apropiación? La etimología nos guía: el carácter se logra mediante el hábito, el “ethos” no es, como el “páthos”, dado por naturaleza, sino adquirido por habito (virtud o vicio) (...), pero a su vez los hábitos nacen por repetición de actos iguales (...).

Parece, pues, haber un circulo éthos-hábitos- actos (...).

La ética clásica y moderna se ha ocupado constantemente de los actos morales y de los hábitos (...). En latín no hay una palabra para traducir carácter y otra para traducir hábito, si no que ambas acepciones se expresan con la misma: "mos".

Hemos visto ya que la obra moral del hombre parece consistir, al hilo de la etimología griega, en la adquisición de un modo de ser. Pero este modo de ser se logra y afirma gradualmente (...). El carácter es la personalidad que hemos conquistado a través de la vida, lo que hemos hecho de nosotros mismos viviendo.

J. L. L. ARANGUREN: Ética, págs. 22-23

 

DOCUMENTO 5
En cada comunidad, incluso en la tripulación de un barco pirata, hay acciones obligadas y acciones prohibidas, acciones alabadas y acciones reprobadas. Un pirata debe mostrar valor en el combate y justicia en el reparto del botín; si no lo hace así, no es un "buen" pirata. Cuando un hombre pertenece a una comunidad mayor, el alcance de sus obligaciones y pecados posibles se hace mayor (...), pero todavía existe un código al que debe ajustarse so pena de deshonra pública... Los códigos morales han cambiado enormemente en las diferentes épocas y lugares. Los aztecas creían que tenían la dolorosa obligación de comer la carne de sus enemigos cuando celebraban sus ceremonias; se creía que si se negaban a realizar este servicio al Estado, la luz del sol desaparecería. Los cazadores de cabezas de Borneo... no podían casarse hasta que no traían una dote de un cierto número de cabezas(...). Hammurabi decretó que si la hija de un caballero moría como resultado de haber sido golpeada estando embarazada, la hija del que la había golpeado debería ser ejecutada.

La ley judía dictaba que una mujer sorprendida en adulterio debía ser lapidada.

B. RUSSELL: Sociedad humana: ética y política, pág. 32

 

DOCUMENTO 6
El problema de qué hacer en cada situación concreta es un problema práctico moral, no teórico-ético. En cambio, definir qué es lo bueno no es un problema moral que corresponda resolver a un individuo con respecto a cada caso particular, sino un problema general de carácter teórico que toca resolver al investigador de la moral, es decir, al ético (...).

A diferencia de los problemas práctico-morales, los éticos se caracterizan por su generalidad. Si al individuo concreto se le plantea en la vida una situación dada, el problema de cómo actuar de manera que su acción pueda ser buena, o sea, valiosa moralmente, tendrá que resolverlo por él mismo con ayuda de una norma que él reconoce y acepta íntimamente.

Será inútil que recurra a la ética con la esperanza de encontrar en ella lo que debe hacer en cada situación concreta.

A. SÁNCHEZ VÁZQUEZ: Ética, pág. 11

 

DOCUMENTO 7
Si un hombre me apunta con una pistola en la cabeza, a mi aun me queda la posibilidad de preferir no obedecer, pero eso no hace, si finalmente actúo como él quiere, que no sea verdad que se me está coaccionando. Y si las circunstancias son tales, (...) habrá que concluir que de ningún modo soy moralmente responsable de la acción que me han obligado a hacer.

En cuanto a sus robos, un cleptómano no actúa libremente, porque en él no se produce ningún proceso para decidir si roba o no. O mejor aún, poco importa si se da este proceso porque no afecta para nada a su conducta. Decida lo que decida, robará de todos modos. Eso le distingue de un ladrón ordinario.

A. J. AYER: Libertad y necesidad, pág. 77

8- LA NORMA MORAL

El otro plano de la moral, que afirmábamos como inseparable del fáctico, es el aspecto normativo o reglas de acción a las que debe ajustarse la conducta humana. Éste da a la conducta moral su carácter de conducta obligatoria que el sujeto experimenta como aquello que debe hacer.
Entendemos por norma un enunciado que indica una conducta que se debe seguir.
Ahora bien, normas hay muchas, y muy variadas son las acciones que se le exigen al hombre. De modo que necesitamos saber de qué tipo son las normas morales y como se distinguen de otras, como las legales, las de circulación o las de cortesía.
La obligatoriedad moral no puede entenderse sin libertad en el hombre. Libertad previa entendida como capacidad de auto decisión por parte del hombre y libertad para la realización de la conducta normativa. La obligatoriedad moral no es una "determinación a obrar" que se impone irresistiblemente. Al contrario, cuando alguien se ve obligado a actuar en un sentido determinado, bien sea por coacción externa o por impulso interno, no tiene sentido la pregunta de si actuó bien o mal porque actuó por necesidad. Sólo cuando actúa por elección cabe exigir al agente una acción obligatoria que encauza o dirige su conducta porque él ha aceptado previamente que sea así.
La norma moral exige una aceptación previa interna y personal, de tal manera que podemos afirmar que ésta, a diferencia de las demás que pueden ser impuestas desde el exterior sin más aceptación por parte del sujeto, es la característica esencial. De poco sirve que aseguremos al agente de circulación nuestro desacuerdo con la norma que impone, por ejemplo, llevar el cinturón de seguridad para evitar la multa.
Esta interiorización de la obligación es lo que expresamos con el término conciencia: "me siento obligado en conciencia", decimos, entendida en este caso la conciencia como capacidad de des cubrir en nosotros la norma moral.

ORIGEN DE LA NORMA MORAL

Al menos en este sentido se puede afirmar que la norma morales, a diferencia de las otras, se las da el hombre al mismo, tanto ni proceden de su razón como de otra fuente distinta. Esta diferencia de opinión sobre el origen de la norma moral da lugar a las llamadas morales autónomas y heterónomas respectivamente.

Las morales autónomas afirman que el hombre no lo se apropia de la norma de conducta, sino que las encuentra en propia "razón práctica", término que se debe al filósofo I. KANT y que designa a la misma razón humana en cuanto descubre en ella misma y se da a si misma Ias normas reguladoras de la conducta.

Esta razón descubre en si una "ley universal": al atenerse a ella, y sólo porque se atiene a ella, obra moralmente sin que puedan ser tenidas en cuenta otras condiciones, como el fin perseguido o el efecto que se pueda seguir de la acción o la aceptación de una ley que proceda de la voluntad de alguien superior.
Las morales heterónomas, en cambio, consideran que la norma moral, aunque el hombre la encuentra en su razón o conciencia, en último término proviene de una fuente externa a él en la que tiene su base y fundamento. Por ejemplo: el orden cósmico, la naturaleza, la religión, los códigos sociales, etc. De ahí "la heteronomía" del acto moral. Tal acción es buena porque lo marca la ley de Dios, o porque es conforme con la naturaleza del hombre o con el sistema de normas de una sociedad.
Ambas morales coinciden en afirmar el carácter obligatorio de la norma moral, pero difieren en el hecho de mantener posturas opuestas al señalar el origen o procedencia de esa obligatoriedad.


 

Si tenes dudas escribime a: mariteibarra@hotmail.com